La primera fábrica de tabaco clandestina subterranea

La primera fábrica de tabaco clandestina subterránea

El pasado 11 de febrero fue descubierta la primera fábrica de tabaco clandestina subterránea hallada en Europa. Ese día, el Grupo de Delincuencia Económica de la UCO de la Guardia Civil llevó a cabo la fase de explotación de la operación Hannibal. Esta investigación se inició en junio del año anterior. Tanto EUROPOL como las fuerzas y cuerpos de seguridad de varios países han colaborado en su éxito.

Perdidas millonarias para la Hacienda Pública

El contrabando de tabaco genera unos ingresos millonarios. Altadís, empresa líder en España en el sector tabacalero, indica que el Estado deja de ingresar aproximadamente 900 millones de euros al año en impuestos por el contrabando de tabaco. Y es que en torno a un 10% de los cigarrillos consumidos son de contrabando.
La Ley 38/1992 de Impuestos Especiales, grava el tabaco, los hidrocarburos y las bebidas alcohólicas bajo la premisa de que el consumo de estos bienes genera unos costes sociales que asume toda la población. El elevado gravamen de los citados bienes fomenta que el pago de los costes sociales que generan lo asuman de mayor manera los consumidores de los mismos.

Una actividad delictiva muy lucrativa

Atendiendo a los datos reflejados en la web dedicada al mercado del tabaco del Ministerio de Hacienda, el precio medio de una cajetilla de tabaco en España ronda los 4,2 euros. Si tenemos en cuenta que el gravamen del tabaco supone un 80% de su precio final, incluyendo IVA e impuestos especiales. Por tanto, los impuestos por cajetilla suponen alrededor de 3,4 euros de media.
Como se puede observar, el margen de beneficios que obtiene una organización criminal dedicada al contrabando de tabaco es enorme. Esos 3,4 euros de beneficio por cajetilla se transforman en 34 euros por cartón. En 1700 euros por mastercase (medida estándar compuesta por 50 cartones de tabaco), o en mas de 1,5 millones de euros por contenedor de tabaco.

Fábricas de tabaco clandestinas

La primera fábrica de tabaco clandestina fue descubierta en 2013 por la Agencia Tributaria. Estaba en la comunidad de Madrid, concretamente en la localidad de Coslada, y tenía una capacidad de producción de medio millón de cajetillas al mes.
Desde entonces, las operaciones policiales han desmantelado numerosas fabricas ilegales de tabaco a lo largo y ancho de la geografía nacional. La última de ellas, llevada a cabo el pasado mes de febrero, supuso el descubrimiento de la primera fábrica de tabaco clandestina subterránea en Europa.

Fuerte inversión inicial

Los beneficios que generan una fábrica clandestina de tabaco son enormes. No obstante, hay que tener en cuenta que la puesta en marcha de las mismas es un proceso largo y costoso. Las organizaciones criminales necesitan invertir cientos de miles de euros antes de que una fabrica comience a generar beneficios.
Para poner en marcha una fabrica clandestina de tabaco, es necesario alquilar varias naves industriales, acondicionar las instalaciones en las que se vaya a ubicar la fábrica. También hay que comprar la maquinaria, la materia prima, y pagar el transporte de ambas cosas, y un largo etcétera de gastos iniciales.

Conexiones con otros negocios

Una inversión inicial tan grande, indica que este tipo de actividades delictivas no están al alcance de cualquier de cualquier criminal. Las organizaciones criminales que se dedican a este tipo de actividades tienen conexión con otras actividades delictivas muy lucrativas. Algunas de estas pueden ser el tráfico de drogas, la trata de seres humanos, o el tráfico de armas entre otros.
En el caso de la organización criminal que había puesto en marcha la fábrica de tabaco clandestina subterránea, se dedicaba también al trafico de droga. Además, dos de sus miembros tenían una orden de busca y captura por delitos anteriores.

Un bunker bajo unas caballerizas

La fábrica de tabaco clandestina subterránea mencionada anteriormente, contaba con una instalaciones bajo tierra de aproximadamente 200 metros cuadrados bajo tierra, donde se encontraba la fabrica propiamente dicha y un modulo de vida para los trabajadores.
La organización criminal había montado una tapadera para evitar que la fábrica pudiera ser detectada en caso de una posible inspección. Las instalaciones subterráneas se encontraban debajo de unas caballerizas en una finca del municipio de Monda, en la provincia de Málaga. Para dotar de credibilidad la citada tapadera, la organización había adquirido varios caballos y contaba con todo tipo de vehículos y utensilios relacionados con la monta y cuidado equino.

Esclavos del tabaco

Las organizaciones criminales se nutren de ciudadanos de países del Este de Europa y de la antigua Unión Soviética, para trabajar en las fábricas clandestinas de tabaco. Una vez que se encuentran aquí se dedican a la fabricación de tabaco en jornadas interminables y en condiciones pésimas de seguridad e higiene.
En el caso de la fábrica de tabaco subterránea de la que hablamos anteriormente, los trabajadores vivían y trabajaban en un bunker construido bajo tierra donde permanecían por periodos de un mes. Durante ese periodo su única misión era fabricar tabaco en jornadas de 12 horas.

Un contenedor bloqueando la salida

La única entrada y salida al bunker permanecía bloqueada por un contenedor marítimo cuyo peso superaba las 3 toneladas. El mismo solo podía ser desplazado desde fuera con la ayuda de maquinaria pesada, y solo conocía su existencia los miembros de la organización.
La electricidad y el aire de las instalaciones subterráneas eran surtidas por un generador de grandes dimensiones que había en las caballerizas que daban apariencia de legalidad a las actividades desarrolladas en la finca. El mismo funcionaba con combustible.
Dicho generador dejo de funcionar por falta de combustible, la mañana del día en que la fábrica fue descubierta por la Guardia Civil. Aunque la búsqueda de la fábrica comenzó a las 5 de la mañana, la misma no se encontró hasta casi la medianoche de ese día.

Una trampa mortal

Cuando los agentes consiguieron desplazar el contenedor, encontraron en el interior del bunker a 6 trabajadores que llevaban mas de 12 horas a oscuras, sin electricidad y sin apenas circulación de aire dentro de las instalaciones subterráneas.
Los numerosos agentes que durante todo el día estuvieron en la finca buscando la fábrica, no oyeron las continuas llamadas de auxilio de los trabajadores ya que las instalaciones estaban insonorizadas.
La guardia civil detuvo a los miembros de la organización, pero no comunicaron en ningún momento la existencia de la fabrica, ni que en su interior había 6 trabajadores. Fue tan solo, la perseverancia en la búsqueda por parte de la Guardia Civil la que evitó que dichos trabajadores fallecieran en la primera fábrica de tabaco clandestina subterránea hallada en Europa.

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